Cognita

Por qué los buenos modales son esenciales en el siglo XXI

27 de diciembre 2017

Daniel Cummings, rector del colegio Cumnor House School for Boys, explica por qué los buenos modales son esenciales en el siglo XXI.


Hace unos años, los profesores de un colegio en Kent se preocuparon tanto por los estándares de cortesía entre los niños que comenzaron a dar clases formales de modales. Recibieron los aplausos de algunos y el desprecio de los demás, quienes pensaban que el ejercicio estaba pasado de moda.

No conozco muchos colegios que consideren necesario dedicar clases enteras a la enseñanza de los modales. Sin embargo, eso no significa que la cortesía no deba estar en el corazón de todos los colegios.

Algunas personas pueden encontrar esa proposición pasada de moda, incluso arcaica. Pero con modales no me refiero a la etiqueta en cenas elegantes. Tampoco creo que las convenciones sociales no deban cambiar: lo que a nuestras abuelas les parecía encantador, sus nietas podrían considerar condescendiente.

Sin embargo, creo que los buenos modales son tan esenciales para el siglo XXI como lo fueron para el XIX por una razón muy simple: los buenos modales no se basan en la conformidad social, sino en la moral básica, y su esencia es el respeto mutuo. Cada edad, cada generación necesita enseñar respeto a sus hijos, tratando a los demás como esperan ser tratados ellos mismos.

Cuando se le exige tanto a los colegios, los modales pueden descartarse como algo tangencial a la enseñanza, o como una tarea que se confía mejor a los padres. Pero, ¿puede un profesor imaginar una sala que funcione bien y que no tenga buenos modales? Es esencial que los niños los desarrollen y aprendan bien para que puedan escuchar, reflexionar y ser respetuosos con los demás. Se trata de enseñar a los niños a ser útiles, amables, que sean capaces de perdonar y enorgullecerse de su trabajo. Si tienen estas habilidades y sensibilidades, si pueden aprender bien juntos, entonces será más fácil enseñar y progresarán académicamente.

La mayoría de los niños aprenden estas habilidades en casa. Pero es esencial que el equipo del colegio desempeñe también su parte y colabore a formar el comportamiento. Se necesita un esfuerzo de colaboración, una asociación entre docentes y padres, para reforzar la buena conducta y que los jóvenes lleven a su casa el mensaje de que sólo se permitirán los estándares más altos.

Esas clases deberían comenzar tan pronto como lleguen los niños al colegio. Si los profesores saludan a los niños en la puerta todos los días con una sonrisa, los miran a los ojos y les preguntan cómo están, eso envía un mensaje importante: ustedes me importan y espero que me traten de la misma manera.

Una de las peores cosas que los profesores pueden hacer es forzar modales en un niño. Los niños no aprenderán cortesía si los adultos no están dispuestos a demostrarlo por sí mismos. Tenemos que modelar el comportamiento y mostrarles el camino: mantener las puertas abiertas, no hablar sobre los demás, ayudar a las personas que lo necesitan y dar las gracias cuando hacen algo por nosotros. Como rector, por ejemplo, pocas cosas envían un mensaje más poderoso que recoger basura en el patio de recreo. Tiene un efecto dominó alrededor de la escuela: nadie es demasiado importante como para mantener nuestro colegio limpio.

Algunos argumentan que los teléfonos móviles dificultan que los niños aprendan buenos modales porque las distracciones son demasiado grandes. Yo lo dudo. ¿Cuántas veces nosotros, cuando jóvenes, teníamos la cabeza atascada en un libro o cómic, negándonos a interactuar con los demás? ¿Es eso diferente a los niños obsesionados con el teléfono de hoy? Cada generación tiene sus distracciones; es la forma en que los adultos les enseñan los modales a sus hijos en esta nueva era digital.

Finalmente, un colegio que se enfoca en un plan de estudios puramente académico, sin formar buenos modales, no sólo hace que la enseñanza sea más difícil sino que también hace poco por sus niños. El desarrollo del carácter es clave. Alentar a los niños a ser lo mejor que puedan ser es fundamental para una buena educación. Sólo formando buenos modales podemos estar seguros de que los niños aspirarán a ser los líderes inspiradores y los colegas considerados que todos queremos que sean.

 

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